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miércoles, 21 de octubre de 2020

Proyectos transformadores. Dejando los parches atrás



Todas las personas y entidades que ponen en marcha proyectos sociales, tienen la intención de
que este sea un proyecto en el que los destinatarios/as respondan a las iniciativas propuestas
y que estas respondan a su vez a las necesidades reales, por ello es necesario llevar a cabo un
análisis de la realidad previo. El paso posterior sería que este proyecto sea un proyecto
transformador de la vida de estas personas y de la sociedad en su conjunto.

A veces, establecemos proyectos y programas que se limitan a poner parches sobre la
realidad, parches que a largo plazo resultan ser poco efectivos, pero no estudiamos la raíz del
problema para intervenir sobre esta.

Esto no es fácil pues, en muchas ocasiones, se requiere un cambio en la mentalidad de las
personas implicadas en la transformación, directa e indirectamente.

Cuando este cambio en las conductas se produce, podemos afirmar que nuestro proyecto ha
tenido impacto social, término que va más allá del grado de participación y/o satisfacción.

ANALIZAR ENTORNO AL IMPACTO.

Para ello, necesitamos conocer muy bien las necesidades de las personas a las que nos vamos
a dirigir, las causas y consecuencias de sus problemas, analizando la situación sobre el
terreno, recogiendo propuestas y comprobando qué personas o agentes sociales deberemos
implicar para conseguir nuestro objetivo y de qué forma.

Así mismo, deberemos establecer prioridades entre todas las necesidades que detectemos,
realizando nuestra propia pirámide de Maslow, orientada a la consecución de objetivos de
forma realista para nuestros/as destinatarios/as.

También estudiaremos cuál será la forma más efectiva de implicarlos en el proyecto,
especialmente si tenemos que implicar a personas con diferentes características psicológicas,
sociales, culturales, familiares, económicas, demográficas...

Para este punto tendremos en cuenta a las instituciones que involucraremos para conseguir
el fin establecido y los recursos de los que dispondremos desde el inicio. Será necesario
establecer un rol adecuado a cada unas de las partes involucradas (personas e instituciones)
desde el principio de la intervención, para que puedan participar activamente.

Además, será importante el seguimiento y evaluación continua y la exposición de los
resultados a los agentes implicados y a la sociedad.

Otro punto importante, es investigar qué proyectos se han llevado a cabo anteriormente y
los resultados de los mismos, analizando los puntos fuertes y débiles.

PLANIFICAR DESDE EL IMPACTO.

Los objetivos deben ser útiles, concisos y motivadores, orientados a dar respuesta a las
necesidades detectadas.

Para ello, estos pueden ser redactados en respuesta a las propuestas realizadas por los
agentes implicados, de modo que todos se vean reflejados en los mismos.

Nos tendremos que preguntar ¿Qué queremos cambiar en nuestro público? ¿Qué tenemos
que cambiar a largo/corto plazo? ¿A quiénes y cómo tendremos que implicar para cada
objetivo/cambio para la realidad en la que intervendremos?

Analizaremos cada una de las necesidades detectadas en el paso previo, y para cada problema,
estableceremos una solución que será nuestro objetivo. Como vamos a analizar problemáticas
y su causa, establecemos las mismas en un Árbol de la Intervención para verlo de forma más
gráfica: las raíces serán las causas, y las ramas, los problemas. En las hojas irán las soluciones,
soluciones que irán dirigidas tanto a las raíces como a las ramas. Posteriormente,
priorizaremos problemáticas.

Recordaremos la palabra SMART en la redacción de objetivos: S- Specific; M- Measurable
(medible); A- Achievable (aceptable por las partes); R- Realistic; T- Time-bound (acotado en el
tiempo).

Finalmente, hay que realizar una comprobación para ver si los objetivos nombran los
impactos a generar, en lugar de describir actividades, y si estos describen situaciones futuras
ideales.

En la metodología, tendremos en cuenta las variables cognitivas, debido a que toda conducta
viene precedida de un pensamiento, en numerosas ocasiones tendremos que trabajar sobre
estos en primer término. Debemos asegurarnos de que existe una comprensión de lo que se
va a realizar y un cierto grado de motivación antes de comenzar. Si esto está presente,
perfecto, si no, se convertirá en otro de nuestros objetivos.

El siguiente paso, es establecer actividades, servicios, prestaciones. Para ello, no nos
limitamos a dar un servicio a usuarios/as pasivos sino que este servicio tendrá un impacto y
generará un cambio, para lo que primero se deberá de adquirir unas destrezas y habilidades
que generarán un cambio de conducta, en todos los agentes implicados.

El seguimiento y la evaluación se realizarán por evaluadores internos y externos, para poder
tener una percepción más exacta del impacto generado.

Realizaremos una evaluación sumativa de los resultados, pero también formativa para poder
introducir modificaciones sobre la marcha. Evaluaremos el proyecto, a los gestores del mismo,
y a los destinatarios/as.

Y, para finalizar, decir que lo primero a transformar será nuestra mentalidad, la mentalidad de
los propios gestores del proyecto, para aprender a pensar en grande, a largo plazo e
interviniendo desde la raíz.

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