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miércoles, 21 de octubre de 2020

La revolución del Mindfulness






 ¿Sientes estrés o que no disfrutas plenamente de los momentos? ¿Deseas conocer qué es
mindfulness, por qué está en auge actualmente, sus beneficios y aplicación práctica en
diferentes ámbitos como el laboral o el escolar?

¿Qué es?

Mindfulness es una antigua práctica budista que quiere decir atención plena. Para los
y las que se limiten de conocer más esta práctica por la típica idea de la meditación,
debo empezar diciendo que no se trata de vivir en un estado de ensimismamiento,
sino de practicarla en la vida cotidiana además de los momentos diarios de práctica
formal.

Mindfulness está siendo aplicada en el ámbito laboral, escolar y terapéutico con
grandes beneficios en corto espacio de tiempo, y en diversos estudios se demuestra que la
práctica es capaz de modificar la estructura cerebral, logrando mejor adaptación a los
cambios y respuesta al estrés.

Inmersos en nuestra rutina, no nos damos cuenta de que es más perjudicial el estrés cotidiano
que el puntual, pues el primero se convierte en un hábito difícil de cambiar con consecuencias
físicas y psicológicas. Las consecuencias se notan en diferentes ámbitos de nuestra vida. En el
trabajo propicia la falta de atención y concentración, de memoria, cansancio, disminución de la
motivación, baja la creatividad y la eficacia de nuestro trabajo, afecta a nuestra relación con el
entorno etc…

No nos paramos a pensar qué queremos en nuestra vida, actuamos por inercia, dejándonos
llevar por los quehaceres cotidianos, por lo que hace el resto, por lo que se espera de
nosotros/as, y por los pensamientos distorsionados que a continuación veremos.

¿Cómo se practica?

 Se diferencia de la simple concentración en que la concentración es una parte
importante de la atención plena pero esta va más allá. Solo se observa, no se juzga, no
se interviene, no se piensa en el futuro, solo en el presente atendiendo a las
sensaciones y dejando que los pensamientos fluyan sin detenernos en ellos o
cuestionarlos. Sin darnos cuenta, si nuestro estado está alterado en el presente,
probablemente con preocupaciones del futuro, puede encadenar el siguiente
momento, de forma indeseada, y así podemos ir encadenando momentos de forma
que nunca vivamos plenamente el presente. La preocupación no mejora el futuro, la
ocupación en una sola cosa a la vez, sí.

 Una de las bases es el no apego a los pensamientos y situaciones, ya que son una
representación fragmentada de la realidad pues nuestra mente prefiere darnos una
respuesta irreal pero completa que asumir que no puede darla, así que intentamos
recomponer y completar la realidad con creencias que suelen distar de la realidad,
creando a veces, miedos e inseguridades.

 Es importante mantener el hábito. No frustrarse si no se notan resultados inmediatos.
En mindfulness, no se contempla la palabra practicar con el sentido de ensayar para
mejorar algo, aunque esa mejora pueda venir con la práctica.

 El tiempo necesario. En mindfulness es importante no pensar en el tiempo. Poner una
alarma o guiarnos por audios puede ser efectivo al principio. Y saber que tan valioso
son cinco minutos de práctica como una hora.

 La importancia de hacer solo lo urgente e importante. El resto, hay que saber
delegarlo, confiando en las demás personas. Por último, debemos detectar los
denominados “ladrones de tiempo” y saber eliminar esas tareas de nuestro día a día, si
no nos reportan ningún beneficio.

 Concienciarnos de que nada es tan importante y de que el perfeccionismo puede
hacer precisamente que no lleguemos a nuestro objetivo si nos puede la presión.
Debemos pensar que si nos tuviésemos que ir por un tiempo largo, nuestras
responsabilidades con ese entorno desaparecerían o serían asumidas por otras
personas, y todo seguiría su curso, lo que hace pensar que no son tan importantes
como las percibimos. Así mismo, con el paso del tiempo, nos damos cuenta de que
nada fue tan importante como lo vivíamos en ese momento y mucho menos
importante de cómo lo percibíamos antes de que el hecho sucediese.

 Práctica no formal y formal. Como hemos mencionado hay dos tipos de práctica. La no
formal desarrollada en actividades diarias, observándolas como si fuese la escena de
una película, describiéndolas, haciendo solo una cosa a la vez, centrándose en lo que
más despierta nuestra atención, no juzgar, participar sin la intención de cambiar la
situación, no dejarnos llevar por el impulso de huida o lucha ante determinadas
situaciones. Y en la práctica formal podemos realizar diferentes tipos de meditación,
haciendo que nuestra respiración sea lo más importante. Para profundizar en la
práctica formal, aconsejo leer Mindfulness en la vida cotidiana de Jon Kabat-Zinn.

 Motivación. Tener nuestro rumbo fijado pero siendo flexible y empáticos. La empatía
tiene que ver mucho con mindfulness pues, igual que este es observar sin intervenir, la
empatía es comprender sin compartir o simpatizar con los sentimientos de esa
persona. Si entendemos los motivos que mueven a las otras personas será más fácil no
juzgar y evitar el enfado.

 No hay fórmulas mágicas ni es suficiente con los pensamientos positivos. Estos se
deben cultivar, convertirlos en conductas que acaben siendo un hábito y finalmente
un estilo de vida. Depende de los pasos que vayas dando y de cómo se gestionen las
emociones.

 La impaciencia, que se hace visible en la práctica, delata el enfado que hay debajo de
esta y la disconformidad permanente por querer que las cosas sean diferentes a como
son. Es preciso elegir entre justicia y felicidad y, como dice en su libro Jon Kabat- Zinn,
entender que “esto es lo que hay”, aunque no tiene nada que ver con la idea de
resignación.

 La preocupación y la culpa. Son las dos emociones más inútiles que existen pues
ninguna se sustenta en el presente, la culpa está basada en un hecho del pasado y la
preocupación en un hecho del futuro. No podemos hacer nada por cambiarlo, solo
podemos actuar sobre el presente.

Si hacemos de estas emociones un hábito, viviremos de forma que nunca disfrutemos
del presente, preocupados por un futuro, que cuando llegue, se convertirá en presente
y volveremos a vivirlo en tensión y sin disfrutarlo.

 Querer ser feliz plenamente todo el tiempo, paradójicamente nos conduce a la
infelicidad, y puede llevar a la soledad. Un ejemplo de ello puede ser el mito del amor
romántico y otros estilos de vida que seguimos y que nos hacen pensar que estamos
“programados socialmente” valiéndose de la necesidad que el ser humano tiene de
relacionarse e integrarse en el entorno. Muchas veces, esas idealizaciones, nos
conducen a la frustración.

 Por último, debemos tener en cuenta a los pensamientos distorsionados con los que
vivimos y ni siquiera detectamos, y que desencadenan estados de ánimo
disfuncionales como el pensamiento dicotómico o del todo o nada, la
sobregeneralización a raíz de un acontecimiento negativo, la abstracción selectiva,
centrándonos sólo en lo negativo, descalificar lo positivo que nos ocurra
atribuyéndoselo a la suerte, proyectar en el otro pensamientos que no son aceptados
como propios porque causan sentimientos negativos, imaginar resultados catastróficos
cuando estamos ante una situación incómoda, negación de los problemas, los deberías
autoimpuestos e impuestos a los demás en función de cómo creemos que deben ser
las cosas, etiquetar situaciones o personas en términos absolutos y permanentes, la
personalización atribuyéndonos la culpa de acontecimientos negativos etc…

Con todo ello, os animo a empezar a conocer el mindfulness o atención plena y
practicarlo, así como aplicarlo en vuestro trabajo si este se trata de la atención
a personas.

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