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miércoles, 21 de octubre de 2020

¿Tu profesión se corresponde con lo que jugabas de pequeño?



Las emociones que experimentamos en la infancia determinan nuestra vocación.

La neuroeducación demuestra que las emociones que experimentábamos de pequeños con

el juego y otros momentos de aprendizaje, tienen un papel determinante a la hora de

mostrar interés por una u otra materia cuando se es adulto.


¿Cuál es el proceso?


La secuencia sería la siguiente: durante la infancia, según las circunstancias personales, el

ambiente cultural y familiar en el que nos movamos y los momentos que vivamos relacionados

con el juego y otras formas de aprendizaje, quizás una visita a algún lugar que nos impactó,

experimentamos unas determinadas emociones que se anclan en nuestro cerebro emocional

o sistema límbico. Posteriormente, cuando estemos ante un determinado aprendizaje

mostraremos más motivación y prestaremos más atención, dependiendo de si estos se

relacionan de forma positiva con las emociones anteriormente mencionadas. De este modo,

cuando llega el momento de elegir una profesión, nos guiaremos por las emociones

experimentadas a lo largo de todas nuestras experiencias relacionadas con las diferentes

materias pero, en última instancia, por aquellas que se anclaron en nuestro cerebro en la

infancia, que son las que desencadenaron todo el proceso posterior.


Como sabemos, podemos desarrollar el cerebro y las capacidades de los niños y las niñas

hacia un ámbito u otro, controlando los estímulos. Por ejemplo, cuando regalamos juguetes

y, a veces, hacemos una diferencia según el sexo, ofreciéndole a los niños juguetes que

desarrollan la parte manipulativa y de construcción, y a las niñas otros relacionados con el

cuidado y la atención a las personas. Esto se ve reflejado en las profesiones que con

posterioridad elegirán.


También puede relacionarse con la teoría del aprendizaje significativo, a través de la cual se le

debe ofrecer a los niños/as, conocimientos que tengan sentido para él o ella, que relacionen

con aspectos de su vida cotidiana, aprendizajes que sean tangibles y observables.


Pero esta teoría va un poco más allá, ya que se centra en emociones individuales que

después sostendrán todo el proceso de aprendizaje y lo guiarán hacia un sector

determinado. Sería necesario, por tanto, determinar, a través de qué experiencias concretas

se crean estas emociones que hacen que, por ejemplo, dos personas de la misma edad, del

mismo sexo, de la misma familia y con las mismas circunstancias, se decanten por dos

profesiones diferentes.


Y no sería tarea fácil, ya que la neuroeducación dice que, desde la semana prenatal 32, se

empezarían a almacenar estas emociones.


¿Cómo utilizar esta teoría para mejorar la enseñanza?


Conociendo todo esto, podríamos mejorar las diferentes metodologías que se usan en la

enseñanza, conformando una educación más individualizada y orientada a la motivación

personal, consiguiendo así un menor abandono del sistema educativo.


A partir de esta teoría, nos podríamos centrar más en la relación maestro/a-alumno/a,

(porque quién no recuerda algún maestro/a que fue más significativo y que hizo que le

empezase a gustar una materia), aprovechar mejor las constantes preguntas que hacen los

niños/as a ciertas edades haciendo que el proceso de aprendizaje parta de ahí, como ya se

hace en Educación Infantil con los proyectos de trabajo, estudiar mejor cómo se puede

enseñar a niños/as de culturas y con historias familiares diferentes, la atención temprana, la

inteligencia emocional, valorar más el error como forma de memorizar mejor lo que se

aprende tras equivocarse, buscar estrategias de memorización diferentes, fomentar la

curiosidad, el espíritu crítico y la creatividad, buscar diferentes caminos para trabajar

aspectos como las matemáticas, reflexionar sobre la importancia de aspectos ambientales

como la luz, el espacio, la temperatura, el descanso etc..


Está claro que para esto se requerirían nuevos profesionales que se integrasen en el sistema

educativo desde las más tempranas edades y, no sólo esto, también tendríamos que retirar el

foco de la escuela infantil o el colegio y pasar a estudiar el entorno familiar y social.


Así que cada uno/a de nosotros/as podría reflexionar: ¿Se corresponde tu profesión con lo que

jugabas de pequeño/a? ¿Tienes recuerdos importantes de tu infancia que se relacionen con tu

empleo?

1 comentario:

  1. Interesante articulo, tengo muchas ganas de comenzar a hacer este fp en educación infantil en esta web https://tecnicosuperioreneducacioninfantil.com/ ya que me llama la atención poder trabajar con niños. ¿Que consejo me podrían dar?

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