Las emociones que experimentamos en la infancia determinan nuestra vocación.
La neuroeducación demuestra que las emociones que experimentábamos de pequeños con
el juego y otros momentos de aprendizaje, tienen un papel determinante a la hora de
mostrar interés por una u otra materia cuando se es adulto.
¿Cuál es el proceso?
La secuencia sería la siguiente: durante la infancia, según las circunstancias personales, el
ambiente cultural y familiar en el que nos movamos y los momentos que vivamos relacionados
con el juego y otras formas de aprendizaje, quizás una visita a algún lugar que nos impactó,
experimentamos unas determinadas emociones que se anclan en nuestro cerebro emocional
o sistema límbico. Posteriormente, cuando estemos ante un determinado aprendizaje
mostraremos más motivación y prestaremos más atención, dependiendo de si estos se
relacionan de forma positiva con las emociones anteriormente mencionadas. De este modo,
cuando llega el momento de elegir una profesión, nos guiaremos por las emociones
experimentadas a lo largo de todas nuestras experiencias relacionadas con las diferentes
materias pero, en última instancia, por aquellas que se anclaron en nuestro cerebro en la
infancia, que son las que desencadenaron todo el proceso posterior.
Como sabemos, podemos desarrollar el cerebro y las capacidades de los niños y las niñas
hacia un ámbito u otro, controlando los estímulos. Por ejemplo, cuando regalamos juguetes
y, a veces, hacemos una diferencia según el sexo, ofreciéndole a los niños juguetes que
desarrollan la parte manipulativa y de construcción, y a las niñas otros relacionados con el
cuidado y la atención a las personas. Esto se ve reflejado en las profesiones que con
posterioridad elegirán.
También puede relacionarse con la teoría del aprendizaje significativo, a través de la cual se le
debe ofrecer a los niños/as, conocimientos que tengan sentido para él o ella, que relacionen
con aspectos de su vida cotidiana, aprendizajes que sean tangibles y observables.
Pero esta teoría va un poco más allá, ya que se centra en emociones individuales que
después sostendrán todo el proceso de aprendizaje y lo guiarán hacia un sector
determinado. Sería necesario, por tanto, determinar, a través de qué experiencias concretas
se crean estas emociones que hacen que, por ejemplo, dos personas de la misma edad, del
mismo sexo, de la misma familia y con las mismas circunstancias, se decanten por dos
profesiones diferentes.
Y no sería tarea fácil, ya que la neuroeducación dice que, desde la semana prenatal 32, se
empezarían a almacenar estas emociones.
¿Cómo utilizar esta teoría para mejorar la enseñanza?
Conociendo todo esto, podríamos mejorar las diferentes metodologías que se usan en la
enseñanza, conformando una educación más individualizada y orientada a la motivación
personal, consiguiendo así un menor abandono del sistema educativo.
A partir de esta teoría, nos podríamos centrar más en la relación maestro/a-alumno/a,
(porque quién no recuerda algún maestro/a que fue más significativo y que hizo que le
empezase a gustar una materia), aprovechar mejor las constantes preguntas que hacen los
niños/as a ciertas edades haciendo que el proceso de aprendizaje parta de ahí, como ya se
hace en Educación Infantil con los proyectos de trabajo, estudiar mejor cómo se puede
enseñar a niños/as de culturas y con historias familiares diferentes, la atención temprana, la
inteligencia emocional, valorar más el error como forma de memorizar mejor lo que se
aprende tras equivocarse, buscar estrategias de memorización diferentes, fomentar la
curiosidad, el espíritu crítico y la creatividad, buscar diferentes caminos para trabajar
aspectos como las matemáticas, reflexionar sobre la importancia de aspectos ambientales
como la luz, el espacio, la temperatura, el descanso etc..
Está claro que para esto se requerirían nuevos profesionales que se integrasen en el sistema
educativo desde las más tempranas edades y, no sólo esto, también tendríamos que retirar el
foco de la escuela infantil o el colegio y pasar a estudiar el entorno familiar y social.
Así que cada uno/a de nosotros/as podría reflexionar: ¿Se corresponde tu profesión con lo que
jugabas de pequeño/a? ¿Tienes recuerdos importantes de tu infancia que se relacionen con tu
empleo?
Interesante articulo, tengo muchas ganas de comenzar a hacer este fp en educación infantil en esta web https://tecnicosuperioreneducacioninfantil.com/ ya que me llama la atención poder trabajar con niños. ¿Que consejo me podrían dar?
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