EL PASO PREVIO.
La entrevista es el paso previo a conseguir un empleo, y ante el panorama actual, es
normal que sea un momento inquietante. No hay recetas mágicas, la selección final
del candidato depende de muchos factores, pero ante todo haz lo que esté en tu
mano, lo importante es centrarse en cada momento, en cada pregunta, sin pensar en
qué podrá venir después y ten presente que, en un mercado laboral en el que el 80%
de las ofertas están ocultas, cualquier conversación profesional puede ser una
entrevista.
Investiga a la empresa para ir más seguro, para adecuar tus respuestas a la cultura de
la empresa y a las características del puesto. Es un paso previo al envío del CV, que
debes repasar antes de la entrevista.
Sé puntual, pero no llegues excesivamente pronto.
Ten en cuenta que pueden ser grupales para realizar una primera selección y
comprobar cómo te desenvuelves en el trabajo en equipo y tu dominio de las
habilidades sociales, o individuales desde el primer momento. Puede que tengas que
pasar una sola entrevista o más de una entrevista o prueba.
Conoce bien tu CV, si sigues la pauta de adecuar el currículum al puesto ofertado, algo
que es aconsejable, será necesario que lleves un control de qué CV ha sido entregado
en cada candidatura, y sabernos su contenido. Además, lleva otra copia a la entrevista,
así como cartas de recomendaciones, si dispones de ellas.
Sé comunicativo, olvida los monosílabos. Al responder, asegúrate de que has
entendido bien la pregunta y de que respondes lo que de verdad quiere descubrir el
seleccionador/a. Realiza un ejercicio de empatía y no te tomes ninguna cuestión como
un ataque. Puede haber preguntas pruebas para comprobar tu aguante ante
situaciones de presión.
Al contar tu trayectoria, puedes tener el presente el concepto de Storytelling. Esta es
una técnica que podemos seguir en la carta de presentación y también en la
entrevista. Es una estrategia de marketing profesional, a través de la cual contamos
nuestra trayectoria profesional de forma conexa, dándole un sentido a cada decisión
tomada o hito conseguido. Es recomendable puesto que las historias son más
recordadas que una enumeración de logros y despiertan más interés.
No critiques a anteriores empresas, y cierra siempre las respuestas incidiendo en
aspectos positivos.
Sé original al describirte a ti mismo, y pon ejemplos que demuestren que realmente
eres así en el entorno laboral. Ten en cuenta que la selección de adjetivos se
corresponda con el perfil solicitado; creatividad, responsabilidad y compromiso, dotes
comunicativas y de resolución de problemas… En el caso de los adjetivos negativos, es
importante intentar poner ejemplos de cómo estamos intentando convertir esos
defectos en virtudes, es decir, sacar a relucir la parte buena que tienen. Sobre todo es
importante que la descripción se corresponda con la realidad, tanto en ese punto,
como en el resto, no mentir es la forma de enfrentar de forma más segura el momento
de la entrevista.
Nombra tus logros en anteriores puestos de trabajo, proyectos realizados,
innovaciones puestas en marcha con éxito, relacionándolos con el perfil demandado
etc…
La comunicación no verbal es muy importante, pues nos delata. No consiste en estar
pensando constantemente en qué transmitimos con nuestra postura, el movimiento
de las manos, la mirada o los gestos, pero sí tener en cuenta que debemos actuar de
forma natural y acorde a la situación desde el saludo inicial hasta la despedida, pues la
comunicación no verbal representa hasta el 80% del mensaje que estamos
transmitiendo. Así mismo, debes cuidar tu imagen y que sea acorde a la cultura de la
empresa.
Es importante mostrar interés, por lo que no nos debemos preocupar por ocultar en
exceso que es una situación que nos inquieta, pues es un síntoma de que estamos
motivados por conseguir el empleo, eso sí, con un límite.
Otra de las claves para mostrar interés es que la entrevista sea bidireccional, además
así el entrevistador/a se sentirá más a gusto, pues se asemejará más a una
conversación profesional, aunque sin desviarnos de nuestro objetivo. Para ello, realiza
preguntas sobre cuestiones del puesto en cuestión, las funciones, la empresa etc…
Todo ello, intentando no interrumpir al entrevistador/a y evitando centrarnos en
cuestiones económicas y de horario en un primer momento. Si directamente te
preguntan por el salario que deseas tener, responde sin decir una cantidad exacta, o
aludiendo a lo que te corresponda por convenio.
El/la seleccionador/a intentará averiguar tu grado de compromiso con la empresa.
Debes transmitir que el trabajo es algo más que una cuestión económica y que deseas
desarrollarte profesionalmente dentro de la empresa.
Muéstrate como una persona proactiva, con interés por el aprendizaje, por reciclarse,
por tener redes de contacto profesional etc…
A veces, en las entrevistas se plantean situaciones hipotéticas para comprobar qué
habilidades resolutivas tendríamos. Es imposible adivinar cuál será la hipótesis
planteada pero sí nos podemos imaginar situaciones que se nos presenten en el
entorno de trabajo en cuestión y cómo saldríamos de ellas. Un aspecto clave, sea cual
sea la hipótesis, es el dominio de las habilidades sociales, la capacidad analítica, de
trabajo en equipo y de autocontrol.
Pueden pedirte que expliques un error cometido en el trabajo. Selecciona algo que
deje poco impacto y céntrate en lo que aprendiste y cómo lo solucionaste. Si puedes
poner un ejemplo de otro empleo que no tenga relación con este, mejor.
Tras la entrevista, pide un email y teléfono de contacto al entrevistador/a.
Posteriormente, envía una carta de agradecimiento, recalcando que tras la entrevista,
tienes más interés en el puesto y en la empresa. También puedes resaltar algunos
datos que se te hayan olvidado mencionar o pienses que no han quedado claro.
Artículo publicado en mi perfil de la revista digital La Nueva Ruta del Empleo
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